El crecimiento da paso a nuevos cambios, "Nuevos", ya que a veces hacemos cambios, pero no son nuevos cambios, sino cosas viejas, cosas aprendidas, que las pasamos de un lugar a otro, en nuestro corazón, así como hacemos en nuestros hogares; decimos - He cambiado los muebles de lugar- Pero son los mismos muebles.
Crecer, es dejar lo que ya hemos experimentado y nos sirvió para alcanzar una nueva estatura en la Fe, en la Verdad, en el Conocimiento, en la Gracia.
Hebreos 6:1 "Por tanto, dejando las enseñanzas elementales acerca de Cristo, avancemos hacia la madurez, no echando otra vez el fundamento del arrepentimiento de obras muertas y de la fe hacia Dios"
Crecer, es tomar lo que viene y hacer que ello produzca en nosotros algo Nuevo, porque ese algo Nuevo, es lo que nos llevará a dejar lo Viejo.
Estamos como pegados, adheridos a lo ya aprendido, que no cedemos lugar para lo nuevo.
Nos sentimos cómodos con los zapatos que se nos adaptaron a nuestros pies, y es que, Crecer se produce por aprender, y para aprender debo pasar de la teoría a la práctica que me dará como resultado la: experiencia, y la experiencia generará: el Cambio, la Transformación.
A veces no queremos oír para no hacer, por temor a que sea frustrante, doloroso y peor aún que, ese aprendizaje nos lleve a tener que soltar cositas viejas, caprichitos, conjeturas, maneras, etc.
Hemos perdido las ganas de crecer.
Me recuerdo de pequeña, cuanto quería que pasaran los años, para crecer, aprender, saber y no tener que estar preguntando ¿por qué? sino ya saberlo todo. ¿Qué pasó con eso? Es que hemos perdido las ganas de crecer que tiene la niñez, hemos perdido el asombro, la curiosidad, el entusiasmo que trae la niñez.
Jesús nos dijo, que deberíamos volvernos como niños.
Marcos 10:15 " En verdad os digo: el que no reciba el reino de Dios como un niño, no entrará en él"
Y Dios, sabe porqué lo dijo y nos sigue diciendo, porque no son los años lo que nos quita la capacidad de aprender y cambiar sino ésa pérdida: La infantil gana de crecer.
Y en el reino de Dios, debemos tener esas ganas de crecer, que nos lleven a aprender de Dios todo lo que su Santo Espíritu nos enseñará.
Crezcamos.
No se puede cambiar sin aprender, porque lo que aprendo es lo que me lleva a cambiar viejo por nuevo.
Cada cierre de un ciclo, debes cambiar las vestiduras, sin añadirles remiendo sobre lo viejo; de año en año, de día en día debemos adquirir el crecimiento que produce la madurez en nuestros actos y decisiones.
1 Samuel 2: 19 "Su madre le hacía una túnica pequeña cada año, y se la traía cuando subía con su marido a ofrecer el sacrificio anual."
Dios te bendiga, Pastora Sara Olguín.
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