¿Dios habla al hombre, tiene Dios, voz?
Deuteronomio 5: 22- " Estas palabras el SEÑOR habló a toda vuestra asamblea en el monte, de en medio del fuego, de la nube y de las densas tinieblas con una gran voz, y no añadió nada más. Y las escribió en dos tablas de piedra y me las dio.
23- Y aconteció que cuando oísteis la voz de en medio de las tinieblas, mientras el monte ardía con fuego, os acercasteis a mí, todos los jefes de vuestra tribus y vuestros ancianos.
24- Y dijisteis: "He aquí, el SEÑOR nuestro Dios nos ha mostrado su gloria y su grandeza, y hemos oído su voz de en medio del fuego; hoy hemos visto que Dios habla con el hombre, y éste aún vive"
El pueblo de Israel, salido de Egipto por la mano potente de Dios, a través de su siervo Moisés, estaba reunido en el monte Horeb, tal cual Dios le había dicho y dado por señal a Moisés, cuando fue llamado por él, estando en el desierto a fin de que fuera el libertador de su pueblo esclavo de Faraón, (éxodo 3:12), y las palabras a las que se estaba refiriendo eran " los 10 mandamientos", pero quiero que notemos, desde donde habló Dios, a su pueblo.
Dios les habló desde o de en medio del fuego, de la nube, y desde o de en medio de las densas tinieblas.
Esto quiere decir que si su voz salía de en medio del fuego, de la nube o de en medio de las tinieblas, Dios estaba en todo lugar.
Dios habita en todo lugar, es omnipresente.
A veces queremos encontrarlo en el lugar que nosotros elegimos, y él puede venir hacia nosotros por Gracia, pero si él nos llama a ir a un "lugar de encuentro" (la congregación, Hebreos 10:26; Salmo 133) es mejor estar y no perder esa oportunidad.
Hay un lugar que Dios escoge para hablarnos y es el Monte.
El monte representa su Presencia.
23- Y aconteció que cuando oísteis la voz de en medio de las tinieblas, mientras el monte ardía con fuego, os acercasteis a mí, todos los jefes de vuestra tribus y vuestros ancianos.
24- Y dijisteis: "He aquí, el SEÑOR nuestro Dios nos ha mostrado su gloria y su grandeza, y hemos oído su voz de en medio del fuego; hoy hemos visto que Dios habla con el hombre, y éste aún vive"
El pueblo de Israel, salido de Egipto por la mano potente de Dios, a través de su siervo Moisés, estaba reunido en el monte Horeb, tal cual Dios le había dicho y dado por señal a Moisés, cuando fue llamado por él, estando en el desierto a fin de que fuera el libertador de su pueblo esclavo de Faraón, (éxodo 3:12), y las palabras a las que se estaba refiriendo eran " los 10 mandamientos", pero quiero que notemos, desde donde habló Dios, a su pueblo.
Dios les habló desde o de en medio del fuego, de la nube, y desde o de en medio de las densas tinieblas.
Esto quiere decir que si su voz salía de en medio del fuego, de la nube o de en medio de las tinieblas, Dios estaba en todo lugar.
Dios habita en todo lugar, es omnipresente.
A veces queremos encontrarlo en el lugar que nosotros elegimos, y él puede venir hacia nosotros por Gracia, pero si él nos llama a ir a un "lugar de encuentro" (la congregación, Hebreos 10:26; Salmo 133) es mejor estar y no perder esa oportunidad.
Hay un lugar que Dios escoge para hablarnos y es el Monte.
El monte representa su Presencia.
El monte es un lugar elevado de todo valle, separado de todo ruido, alejado de todo otra voz.
Juan 6:3 "Jesús subió al monte, y se sentó allí con sus discípulos"
Mateo 5:1 " Y cuando vio las multitudes, subió al monte; y después de sentarse, sus discípulos se acercaron a Él.
Marcos 3:13 " Y subió al monte, llamó a los que Él quiso, y ellos vinieron a ÉL"
Lucas 6:12 En esos días Él se fue al monte a orar, y pasó toda la noche en oración a Dios.
Juan 6:15 "Por lo que Jesús, dándose cuenta de que iban a venir y llevárselo por la fuerza para hacerle rey, se retiró otra vez al monte Él solo.
El mismo Jesús vivía en el Monte, hablaba desde el Monte, oraba en el monte, se refugiaba en el Monte, en la Presencia del Padre, aleluya!
1 Reyes 19: "…11-Entonces El dijo: Sal y ponte en el monte delante del SEÑOR. Y he aquí que el SEÑOR pasaba. Y un grande y poderoso viento destrozaba los montes y quebraba las peñas delante del SEÑOR; pero el SEÑOR no estaba en el viento. Después del viento, un terremoto; pero el SEÑOR no estaba en el terremoto.
12- Después del terremoto, un fuego; pero el Señor no estaba en el fuego. Y después del fuego, el susurro de una brisa apacible.
13- Y sucedió que cuando Elías lo oyó, se cubrió el rostro con su manto, y salió y se puso a la entrada de la cueva. Y he aquí, una voz vino a él y le dijo: ¿Qué haces aquí, Elías?..."
Dios sabía que su siervo necesitaba oír su voz, y Dios le quería hablar.
Así qué le dice: "Sal y ponte en el monte".
Dios le indica el lugar.
Y estando en el lugar, Elías, vio un gran y poderoso viento, luego un terremoto y después fuego, pero Dios no estaba allí.
Es importante que si estás en el lugar correcto, también tengas una visión correcta.
Aunque Elías estaba en el lugar correcto, lo buscó conforme las pasiones que movían su corazón, por eso lo buscó en el fuerte viento, en el gran terremoto y en el ardiente fuego, así estaba su alma movida, sacudida y llena de temor e ira.
Tu puedes estar en el lugar correcto pero con tu corazón, sujeto a pasiones, que te harán ver a un dios que no es el verdadero Dios.
Estando en el lugar correcto, el estado anímico y espiritual de Elías, no le dejaba ver y encontrar a Dios, porque dice aquí, que Dios no estaba en el viento, ni en el terremoto ni en el fuego sino en el "susurro de una brisa apacible".
Nos sucede esto muchas veces, buscamos a Dios para que nos hable, en el enojo, en la venganza, en el miedo, Dios no habita allí, sino en la quietud, en el sosiego, en la paz.
No encontraremos a Dios, no oiremos su voz, cuando:
Nuestras pasiones batallan en el alma, sino que veremos a Dios como lo que no es, y en donde o desde Él no habla.
Las pasiones desordenadas (van de aquí allá, de un extremo al otro) engañan a nuestros corazones y cierran muchas veces nuestros oídos, al susurro de paz de Dios.
Dios es Paz, para el alma atribulada, atormentada.
Dios habla en susurro de paz al corazón
¡La voz de paz de Dios es un susurro, amén!
Ahora, volviendo al pasaje bíblico de Deuteronomio 5: 22, Dios habla, y esa es la verdad más fuerte que hoy podamos recibir, como todo el pueblo de Israel, había comprobado.
Dios habla desde diversos lugares y desde todo lugar, quiero decir que no importa si estás en medio de un gran fuego como puede ser (una injusticia, un gran pleito,) o si estás en medio de una situación confusa (dudas, conflictos,) o en la más grande oscuridad (ignorancia, desconocimiento) la Voz de Dios, se oirá si estás en el lugar correcto y lo miras a él, como él es, y él es Paz en medio de la Tormenta.
Pero ¿por qué el pueblo de Israel, al ver y oír la voz de Dios hablarles desde el fuego que ardía en el monte, no quisieron que les hablase más directamente sino a través de su siervo Moisés?
¿Tan tremendo era lo que ellos oían que no lo soportaban? ¿qué cosa le resultaba tan insoportable? ¿lo que veían o lo que oían?
En el final del versículo 22, Moisés dice que todo lo que le dijo Dios, fue escrito en las dos tablas que luego trajo hacia ellos, mientras observaban el monte ardiendo, y oían la voz de Dios, por lo que acercándose a Moisés, los príncipes de sus tribus, y sus ancianos, le pidieron a Moisés que sea su intermediario ante Dios, porque ellos habían comprendido la Grandeza de Dios, y que ellos eran no eran dignos para oírlo, porque ese fuego de Santidad podría llegar a consumirlos.
El deseo de Dios continúa siendo el mismo, hablar al hombre, hablar con sus hijos, hablar a nuestro corazón.
Antes no podíamos hablar con Dios, pues nuestros pecados y rebeliones nos separaban de él, pero ahora a través de la Gracia y la misericordia manifestada a través de su Hijo Jesús, se abrió un camino para llegar al Altísimo, al que mora entre querubines y en la Santidad, y es por medio de Jesús, nuestro Pastor, que podemos oír la voz de Dios y no sentirnos consumidos por su Grandeza y Santa Presencia.
¡Por Jesús fuimos acercados al Monte de Sion,(Hebreos 12:22) y allí podemos encontrarnos con él, y oír su voz, porque él nos hablará!
Dios te bendiga!
Pastora Sara Olguín.
Juan 6:3 "Jesús subió al monte, y se sentó allí con sus discípulos"
Mateo 5:1 " Y cuando vio las multitudes, subió al monte; y después de sentarse, sus discípulos se acercaron a Él.
Marcos 3:13 " Y subió al monte, llamó a los que Él quiso, y ellos vinieron a ÉL"
Lucas 6:12 En esos días Él se fue al monte a orar, y pasó toda la noche en oración a Dios.
Juan 6:15 "Por lo que Jesús, dándose cuenta de que iban a venir y llevárselo por la fuerza para hacerle rey, se retiró otra vez al monte Él solo.
El mismo Jesús vivía en el Monte, hablaba desde el Monte, oraba en el monte, se refugiaba en el Monte, en la Presencia del Padre, aleluya!
1 Reyes 19: "…11-Entonces El dijo: Sal y ponte en el monte delante del SEÑOR. Y he aquí que el SEÑOR pasaba. Y un grande y poderoso viento destrozaba los montes y quebraba las peñas delante del SEÑOR; pero el SEÑOR no estaba en el viento. Después del viento, un terremoto; pero el SEÑOR no estaba en el terremoto.
12- Después del terremoto, un fuego; pero el Señor no estaba en el fuego. Y después del fuego, el susurro de una brisa apacible.
13- Y sucedió que cuando Elías lo oyó, se cubrió el rostro con su manto, y salió y se puso a la entrada de la cueva. Y he aquí, una voz vino a él y le dijo: ¿Qué haces aquí, Elías?..."
Dios sabía que su siervo necesitaba oír su voz, y Dios le quería hablar.
Así qué le dice: "Sal y ponte en el monte".
Dios le indica el lugar.
Y estando en el lugar, Elías, vio un gran y poderoso viento, luego un terremoto y después fuego, pero Dios no estaba allí.
Es importante que si estás en el lugar correcto, también tengas una visión correcta.
Aunque Elías estaba en el lugar correcto, lo buscó conforme las pasiones que movían su corazón, por eso lo buscó en el fuerte viento, en el gran terremoto y en el ardiente fuego, así estaba su alma movida, sacudida y llena de temor e ira.
Tu puedes estar en el lugar correcto pero con tu corazón, sujeto a pasiones, que te harán ver a un dios que no es el verdadero Dios.
Estando en el lugar correcto, el estado anímico y espiritual de Elías, no le dejaba ver y encontrar a Dios, porque dice aquí, que Dios no estaba en el viento, ni en el terremoto ni en el fuego sino en el "susurro de una brisa apacible".
Nos sucede esto muchas veces, buscamos a Dios para que nos hable, en el enojo, en la venganza, en el miedo, Dios no habita allí, sino en la quietud, en el sosiego, en la paz.
No encontraremos a Dios, no oiremos su voz, cuando:
Nuestras pasiones batallan en el alma, sino que veremos a Dios como lo que no es, y en donde o desde Él no habla.
Las pasiones desordenadas (van de aquí allá, de un extremo al otro) engañan a nuestros corazones y cierran muchas veces nuestros oídos, al susurro de paz de Dios.
Dios es Paz, para el alma atribulada, atormentada.
Dios habla en susurro de paz al corazón
¡La voz de paz de Dios es un susurro, amén!
Ahora, volviendo al pasaje bíblico de Deuteronomio 5: 22, Dios habla, y esa es la verdad más fuerte que hoy podamos recibir, como todo el pueblo de Israel, había comprobado.
Dios habla desde diversos lugares y desde todo lugar, quiero decir que no importa si estás en medio de un gran fuego como puede ser (una injusticia, un gran pleito,) o si estás en medio de una situación confusa (dudas, conflictos,) o en la más grande oscuridad (ignorancia, desconocimiento) la Voz de Dios, se oirá si estás en el lugar correcto y lo miras a él, como él es, y él es Paz en medio de la Tormenta.
Pero ¿por qué el pueblo de Israel, al ver y oír la voz de Dios hablarles desde el fuego que ardía en el monte, no quisieron que les hablase más directamente sino a través de su siervo Moisés?
¿Tan tremendo era lo que ellos oían que no lo soportaban? ¿qué cosa le resultaba tan insoportable? ¿lo que veían o lo que oían?
En el final del versículo 22, Moisés dice que todo lo que le dijo Dios, fue escrito en las dos tablas que luego trajo hacia ellos, mientras observaban el monte ardiendo, y oían la voz de Dios, por lo que acercándose a Moisés, los príncipes de sus tribus, y sus ancianos, le pidieron a Moisés que sea su intermediario ante Dios, porque ellos habían comprendido la Grandeza de Dios, y que ellos eran no eran dignos para oírlo, porque ese fuego de Santidad podría llegar a consumirlos.
El deseo de Dios continúa siendo el mismo, hablar al hombre, hablar con sus hijos, hablar a nuestro corazón.
Antes no podíamos hablar con Dios, pues nuestros pecados y rebeliones nos separaban de él, pero ahora a través de la Gracia y la misericordia manifestada a través de su Hijo Jesús, se abrió un camino para llegar al Altísimo, al que mora entre querubines y en la Santidad, y es por medio de Jesús, nuestro Pastor, que podemos oír la voz de Dios y no sentirnos consumidos por su Grandeza y Santa Presencia.
¡Por Jesús fuimos acercados al Monte de Sion,(Hebreos 12:22) y allí podemos encontrarnos con él, y oír su voz, porque él nos hablará!
Dios te bendiga!
Pastora Sara Olguín.
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